lunes, 30 de julio de 2007

Escalando contra el doping

Después de finalizar la versión del año 2007 del Le Tour de France, un boyacense, nacido en Ramiriquí, se logró coronar como el mejor escalador de la competencia, imponiéndose ante varios expertos y a la moda que hoy en día parece tomarse la mayor competencia del ciclismo en el mundo, el doping.

Juan Mauricio Soler, se hizo a la camisa de bolas rojas que lo identifica como el mejor en la montaña, superando por 78 puntos al español Alberto Contador, ganador de la camiseta amarilla de la clasificación general y también de la blanca que identifica al mejor joven menor de 25 años.

Pero todas las alegrías que brinda Le Tour de France se vieron opacadas por las múltiples situaciones de dopaje que se presentaron en el trascurrir de la carrera, entre los casos más relevantes estuvo el del Kazajo Alexandre VInokourov, a quien se le comprobó sustancias no permitidas y fue retirado del Tour, esto llevo a que su equipo el Astana de Kazajistán, se retirara como respaldo a su líder.

Igualmente el danés Michael Rassmusen, parcial ganador del Tour, fue separado del mismo por una razón similar, situación que sin lugar a dudas empaña la carrera y sigue ratificando que la competencia más importante de ciclismo a nivel orbital, está siendo manchada por las sustancias prohibidas que derivan en el doping.

Es definitivo que se necesita una revisión más minuciosa, aunque lo verdadermente importante, es que los ciclistas entiendan que así su deporte desaparecerá tarde que temprano y que igualmente los que caigan en la tentación del doping, ojalá, sean expulsados de por vida.

viernes, 20 de julio de 2007

Una muerte anunciada

Cuando los pasos para concebir alguna actividad se desarrollan de una manera errónea, el futuro augura definitivamente malos resultados; la agonía vivida por el pueblo colombiano con su Selección de Fútbol es ahora mucho más grande y preocupante, una muerte lenta, pero anunciada es lo que se ha evidenciado en la Copa América que se disputó en el país vecino de Venezuela.

Se dice que la muerte es el pánico de volver a vivir, y eso es lo que parece está viviendo nuestro fútbol, un miedo incesante que se demuestra en cada representación de nuestra Selección o de los clubes a nivel internacional.

Las equivocaciones se pagan caro, eso es una expresión fuerte pero clara y definitivamente la elección de la nómina que escogió el cuerpo técnico de la Selección no fue la más acertada; claro está, cuando pasa el tiempo es más fácil decir las cosas, pero en esta ocasión todo el país sentía que algo malo podría suceder cuando vio algunos nombres dentro de la conformación del equipo.

Ya es tarde para empezar a criticar o a denunciar la convocatoria, pero si es importante renovar algunos aspectos del deporte más masivo de Colombia, se debe parar con la agonía que los resultados están causando en el pueblo, esa ciudadanía que es la que verdaderamente palpita, se emociona y desilusiona a la vez de su Selección, que es una clara muestra de la representación de una nación.

La muerte sólo la conocen los que alguna vez se dan el gusto de vivir, y el fútbol nacional pasó un gran momento en la década de los 90´s, por eso es que lógicamente los colombianos sienten y necesitan un mayor compromiso y un mejor despliegue demostrado en los terrenos de juego.

Es una necesidad definitiva salir de este sueño eterno, ese que sin lugar a dudas se parece a la muerte, que sería como un descanso perpetuo en el que nadie quiere estar en un momento donde se tiene y quiere tener la vivacidad para salir de un momento tan crítico como el que se está evidenciando en la actualidad.

Pero como caerse es una situación de la vida, es normal que lo más urgente y obligatorio en el momento es levantarse, porque lo que viene es más importante para Colombia, el futuro se aproxima y la necesidad incrementa, más cuando la nación pasa por tantas dificultades que se desean sanar con alegrías deportivas.

De todo se debe sacar conclusiones y evidenciar lo positivo de los errores, porque lo relevante ahora es rectificar, enderezar el sendero y dirigirse en el mismo objetivo para lograr cosechar logros y metas que serán la salvación final de un deporte que se ve agraviado en el presente.

Varios quieren sentir como es la muerte, los últimos momentos en el mundo del ser viviente, muchos que han estado en estado de coma lo han logrado percatar, pero a la vez todos le temen a ese instante y eso es lo que la Selección debe sentir, temor al fracaso y a la muerte deportiva para alejarse de esas sensaciones y vivir para su país que la necesita más que nunca.